martes, 25 de enero de 2011

Gracias por recordarme que en este mundo aún hay gente fiel a sus principios, Alex de la Iglesia (EDITADO)

Dice que dimitirá de su cargo en la academia a causa de la llamada "Ley Sinde" (a causa del pacto multilateral que parece que convertirá, definitivamente, en ley, un texto SIN CONSENSUAR, y estas son las palabras clave, amiguitos que le defendeis y que le atacais.) Ole tus huevos, Alex. Me quito el sombrero.

Ley Sinde. Alex de la Iglesia dimitirá como presidente de la Academia de Cine


MADRID, 25 (SERVIMEDIA)



El director Alex de la Iglesia presentará su dimisión como presidente de la Academia de Cine tras la próxima gala de los Goya del próximo 13 de febrero.



Lo anuncia en un artículo publicado en la edición digital de "El País", en el que no vincula claramente su salida con su desacuerdo respecto a la "Ley Sinde", algo que sí ha sugerido en su página en Twitter.


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He encontrado las propias palabras de Alex, así que que le den a las referencias a los artículos. A continuación sus palabras:


"Tengo que reconocer que estos dos años al frente de la Academia han sido de los mejores de mi vida. He aprendido mucho, he conocido gente estupenda, pero desde un ángulo distinto al del director. Comencé reconociendo que me bajaba películas, sobre todo porno, y sentó fatal a los distribuidores, a los exhibidores y toda la profesión en general. Incluso me llamó mi madre. Esas declaraciones adolescentes me llevaron a reunirme con ellos y entender su punto de vista. Lo mismo me ha pasado con el problema que nos ocupa, la posición de los creadores en la Red. Empecé haciéndolo fatal, sin conocer el tema a fondo y dejándome llevar por mis prejuicios, que son muchos y variados.
Conducido de nuevo por el método ensayo-error, decidí reunirme con los que quisieran hacerlo para explicarme su punto de vista. Y de pronto descubrí que había muchos puntos en común. Nadie estaba a favor del todo gratis, estaban de acuerdo en reconocer los derechos (y obligaciones) del autor frente a su obra, y a todos les parecía correcto buscar una manera ágil y eficaz de hacerlo. Yo, por mi parte, reconocí que el modelo de mercado necesitaba ser ampliado y corregido, que la oferta legal no era suficiente, y que compartir archivos con libertad era algo inamovible y deseado por todos. Conocí a David Bravo, a Julio Alonso, a Josep Jover, a Francisco George del Partido Pirata, a David Maeztu, hablé con Enrique Dans, y muchísimos más, por Twitter.

Teniendo posturas absolutamente divergentes, el diálogo era fluido y sobre todo, constante. Soy un tipo con el genio fácil y dado a la respuesta rápida y poco meditada. Esta gente me dio una lección. Es cómodo hablar con los que te siguen la corriente: te reafirmas en tus ideas, te sientes parte de un grupo, protegido, frente al resto de locos que se equivocan. Por vez primera, aprendí que dialogar con personas que te llevan la contraria es mucho más interesante. Puede resultar incómodo al principio, sobre todo si eres soberbio, como yo. Pero cuando aprendes a encajar, la cosa fluye, y las ideas entran. En este país cambiar de opinión es el mayor de los pecados. Creo que tenemos instalado el chip de la intransigencia desde hace tiempo. Hablé de ello en mi última película. La única manera de arrancárnoslo es mirar a la cara a la gente y decir lo que piensas con el convencimiento de que puede no ser cierto, que puedes estar diciendo o haciendo una tontería. No voy a dejar de discutir, pero francamente, prefiero hacerlo como director que como presidente. Lo coherente es dejarlo. Acabaré lo que he empezado, eso sí, no quiero decepcionar a los compañeros de profesión, y prometo no empañar la ceremonia con este asunto. Quiero que sea la fiesta que todos esperamos. El debate continuará, pero en un lugar adecuado. Después de la gala, dimito como presidente. Seguiré siendo miembro de la Academia, discutiendo y metiendo la pata como siempre, pero como director de cine, que es lo mío.
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Lo dicho. Que me parece un tio cojonudo, este tipo. (Y eso que de un tiempo a esta parte me venía cayendo cada vez peor, precisamente por su vena soberbia de la que él mismo habla; que yo estaba descubriendo últimamente...) Pero vamos, lo dicho, no puedo menos que pensar que eres un grande, Alex.

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